Sé que he dicho mucho y al mismo tiempo no he dicho nada. Y sé que mi historia está un poco one-sided, pero es que no puedo contar lo que no sé, así que mis ojos serán los únicos testigos en este cuento. Por lo pronto, diré algo sencillo sobre mi: tengo 17, vivo con mi madre y mi hermana mayor, voy a la escuela todos los días, tengo algunas amigas y nunca he tenido un novio en serio. Físicamente soy una chica normal, de estatura y complexión normal, de un monótono cabello chocolate (así me describió una vez una amiga y me gustó), y de aburridos ojos castaños. Normal, pues.
Pasada esta vergüenza, prosigamos.
La tercera vez que me encontré con el chico despeinado fue inesperado y sorprendente. Como ya dije antes, desde que lo vi me pareció algo mayor que yo, de unos 18-19 años, y pensé que iba a los cursos para entrar a la universidad. Cuando lo vi sonreír la segunda vez la idea se fue desvaneciendo en mi cabeza, pues su sonrisa era como la de un niño, pero aun así no me cuadraba que fuéramos de la misma edad. La tercera vez que lo vi supe que mi vida en la escuela me había pasado en blanco, o estaba demasiado ciega o era demasiado distraida para nunca haberlo visto en los descansos.
Eran principios de julio y el calor estaba sofocante. Como si cayera directamente sobre el salón, calentándolo hasta límites inimaginables, por lo que cada que la campana sonaba para darnos el descanso de cinco minutos corría al bebedero a ver si de casualidad la fila aun no se había formado, o si era lo suficientemente corta como para darme oportunidad de calmar la sed y regresar a mi salón antes de que el profesor comenzara la clase y cerrara las puertas. Esta vez tuve suerte: en la fila había solo dos personas, aunque algunas se acercaban peligrosamente a robarme mi puesto. Con velocidad sobrehumana me formé cuarta en la fila, después de que un chico apareciera de la nada frente a mi.
Me distraigo fácilmente, he dejado claro, pero esta vez el calor me tenía lo bastante hastiada como para mantenerme atenta a que nadie se metiera en la fila y me robara valiosos minutos. Y fue gracias a esto que noté algo curiosamente familiar en el chico que estaba formado ante mi: un cabello cuidadosamente despeinado, como el de mi salvador del tren. Giré un poco para intentar ver su cara, desechando la idea de que fuera él, ya que mi salvador estudiaba en otro lado (según mis suposiciones) y era imposible que estuviera en mi escuela, en mi fila, intentando tomar agua de mi bebedero. Imposible.
Imposible pero cierto. Después de que pasara a mi bebedero, giró para darme el paso sonriéndome como si fuera lo más normal, mientras yo me quedaba con la boca abierta y el cerebro sacudido.
- ¿No pasas?
- ...
- ¿Estás bien?
- ...
Campana.
Mi super héroe estaba en mi escuela, estudiando a dos salones del mío y sonriéndole (otra vez, según mis suposiciones) a todas las chicas de su salón. Y de los demás salones, seguramente: tenía la cara de niño bueno coqueto-sin-querer amigo-de-todas. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cómo?
- ¿Estás tarada? ¿Cómo es posible que no te des cuenta de la gente que respira a tu alrededor? En serio, no tengo ni idea de cómo llegamos a ser amigas. Es más, no tengo ni idea de como sobrevives en el mundo exterior. ¿Cómo has evitado que te atropelle un autobús? Debes tener mucha suerte.
Esos mejores amigos sí que saben levantarte el ánimo y darte las respuestas que buscas, ¿no? Después del regaño sí me dijo la respuesta que buscaba: que mi super héroe se llamaba Leonardo, que sí era mayor que nosotras (por un año, lo que significa que no soy taaaan distraida como lo hacen sonar), que estudiaba en el salón D (yo estaba en el B) y que vivía a un par de cuadras de mi casa. Que era popular por ser bonito y carismático y que no entendía como una lerda como yo había tenido la oportunidad de conocerlo y hasta estar en sus brazos cuando no tenía idea de lo que pasaba afuera de mi burbuja.
Debo decir que tiene razón en todo, hasta en lo de lerda. Y también en que soy una suertuda. ¿Quién más se encuentra con un chico lindo en un vagón del metro y acaba formándose tras de él en los bebederos de la escuela?
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